No llego al orgasmo ¿Necesito terapia?
El otro día escuchaba la siguiente conversación entre dos amigos (una chica y un chico):
—Y me quedé a dos velas… ¡otra vez! No sé qué me pasa…
—Bueno —respondía el chico—, no pasa nada, ya sabe que a las mujeres lo que más os importa es eso de la intimidad emocional, ¿no?
—Perdón, ¿cómo dices?
—Pues eso Eva, que lo que más valoráis las mujeres del sexo es la intimidad emocional con la pareja, estar cerca de él, que os abrace, sentiros queridas…
—O sea, ¿las mujeres somos, entonces, como ositos de peluche?
—No te ofendas tía, eso lo sabe todo el mundo…
—¡Ya estamos! Estoy hasta el coñ* de ese cuento… Puedo estar de acuerdo con que algunas mujeres (y posiblemente algunos hombres) buscan algún tipo de relación emocional para acostarse con alguien. Pero una cosa es decir eso, y otra bien distinta es pensar que si la mujer no alcanza el orgasmo no pasa nada. Si puedo a solas, ¿por qué en pareja no?
¿Te imaginas a un hombre renunciando a su orgasmo? No, yo tampoco.
Y no digo que siempre tengamos que llegar al clímax, en ocasiones, simplemente no nos apetece o no lo necesitamos o, sí, puede pasar, nos basta con el abrazo. Pero sólo a veces.
Puedes elegir no llegar, pero sólo cuando eliges eres libre.
Muchos hombres no se plantean la importancia del orgasmo o cómo lo logran, simplemente los tienen. Es lo normal. Pero, en cambio, para muchas mujeres la cosa es bien distinta. Nosotras sí nos planteamos la importancia del orgasmo, ya que muchas mujeres no los tenemos, o aún teniéndolos ¡y disfrutando de ellos! dudamos de su idoneidad. ¿Te sorprende? Es normal, ya que existen muchas (demasiadas) creencias distorsionadas sobre la sexualidad femenina, la mayoría de ellas relacionadas con la idea de que la vagina es el equivalente al pene, y que las relaciones íntimas deben centrarse en la penetración y en la satisfacción del hombre. Lo que hoy conocemos como ideas falocéntricas, coitocentristas y heteronormativas.
Pero, amiga, la realidad dista mucho de esas ideas.
Para una gran mayoría de mujeres la penetración vaginal no basta para alcanzar el clímax, ya que el clítoris (órgano sexual femenino por excelencia del que deberías ya saber unas cuantas cosas) no recibe la atención adecuada. De hecho, siete de cada diez mujeres alcanzan el orgasmo mediante:
- La estimulación directa del clítoris y/o su zona circundante, sea con o sin penetración vaginal. Esta estimulación puede ser manual (sea tu mano o la de otra persona), oral (con la ayuda de una pareja o amante) o mecánicamente utilizando un vibrador/succionador u otro sistema (desde el roce de una almohada hasta el agua a presión de la ducha).
- Estimulación indirecta, cuando la postura coital permite la presión, el roce o la estimulación contínua del área púbica de la mujer ¡y con ello su clítoris!
Pero la cosa no queda ahí. También existen evidencias de que muchas mujeres alcanzan el orgasmo:
- A través de la estimulación del punto G o del cérvix.
- Estimulando áreas corporales que nada tienen que ver con los genitales. Acariciando o estimulando el pecho, pezones, cuello, ano, boca, los dedos de los pies, las orejas…
- También hay quienes ni siquiera precisan de estímulos físicos, experimentando un orgasmo, por ejemplo, durante un sueño erótico o durante la meditación.
Todos los orgasmos valen.
El clímax se alcanza de muchas formas y no hay que hacer distinciones entre cuál es la mejor o la peor. Esto nos ha hecho perder mucho tiempo y muchos goces. De lo que se trata es de disfrutar.
Sin embargo, y aunque esta información parece fluir entre la población femenina y masculina, todavía hay mujeres que tienen serias dificultades para alcanzar el orgasmo, como le pasa a Eva.
Si te sientes identificada con la historia de Eva y tienes dificultades para alcanzar el clímax (sola o acompañada), no lo normalices. No admitas que no llegar es normal. Tienes tanto derecho como un hombre o como cualquier acompañante sexual a llegar al orgasmo, y además, tu capacidad orgásmica es mayor que la de los hombres. Así que, si no llegas, algo pasa, y no deberías hacer caso omiso.
Con la terapia sexual online que te ofrezco, podrás descubrir el motivo (o los motivos) que han dado paso a esta dificultad y ponerle remedio.
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Ana Cruz
Psicóloga Sexóloga
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