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Los 3 primeros pasos para abrir una relación de pareja

por | Sep 14, 2019 | Terapia de Pareja, Terapia Sexual | 0 Comentarios

Los 3 primeros pasos para abrir una relación de pareja

Muchas personas llegan a un punto en el que quieren abrir su relación a más parejas sexuales. Es posible que este sea tu caso.

Pero cuando una relación está arraigada en un acuerdo monógamo convencional, no puedes esperar que gritando “ábrete, Sésamo” todo encaje por arte de magia. Como todo lo relativo a las relaciones no normativas, el abrir una relación ya existente requiere cuidado, reflexión, práctica y trabajo.

Lo más probable es que uno de los miembros quiera abrir la puerta a contactos externos y el otro nunca se lo haya planteado y/o se pueda sentir consternado con la idea (puede que el tuyo sea cualquiera de los dos casos, pero voy a dirigirme a ti como si fueses la persona interesada en abrir la relación). Esta situación es de las más complicadas, especialmente si ya existe un tercer miembro de este triángulo esperando entre bastidores. Muchas personas no piensan realmente sobre la monogamia hasta que conectan con alguien que sienten que sí es importante para ellas pero, a la vez, no quieren dejar a su pareja a largo plazo, o divorciarse, o repartirse las responsabilidades de los hijos si los hay.

“En física, el triángulo está considerado una de las estructuras más sólidas y equilibradas, pero en las relaciones la mera frase “triángulo amoroso” huele a drama de culebrón.” 

Janet W. Hardy

Si has llegado hasta este punto, tienes una ventaja, y es que sabes (más o menos) qué quieres. Aunque esto no te libra de sentir algunas emociones contradictorias. La culpa es una emoción muy común en estos casos, y es una de las más incómodas que puedes llegar a sentir. Es posible que te sientas culpable al pensar que algo de lo que haces o puedes hacer causa dolor a las personas que te importan. Cuando pones tu deseo de una relación abierta sobre la mesa y tu pareja lo pasa mal por ello, probablemente te sentirás muy culpable. Y no hay maneras sencillas de aplacar tu sentimiento de culpa solucionando cómo se siente tu pareja. No puedes agitar una varita y cambiar la mente de tu pareja. Ese es un trabajo que debe hacer cada persona por sí misma.

Dolerá. Puede que haya lágrimas, enfados y amargura, y te sentirás culpable por todo ello.

Pero para que todas las personas involucradas en esta situación evolucionéis desde donde estáis ahora (con todo ese amasijo de emociones) a una nueva situación, es necesario comprometerse a forzarse a ir un poco más allá de tu vuestra zona de confort. Sólo un poco, pero debes forzarte. Pero recuerda, debes forzarte a ti, no a tu pareja, ni viceversa.

Quiero ayudarte a dar los primeros pasos, así que voy a proponerte algunas ideas que pueden serviros para ir avanzando.

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Escribid cada uno en un papel cómo sería vuestra relación si fuese perfecta, en la que todo fuese muy sencillo.

Cuando comparéis vuestras notas puede que descubráis que tenéis visiones muy diferentes: uno puede estar deseando ser el rey o la reina de las fiestas del sexo sin compromiso, y el otro puede estar buscando una pareja para hacer turismo de mochila y besarse en una ladera. Uno puede estar ansiando formar una familia estable, y el otro abrir la relación a muchas personas diferentes para ir cambiando las rutinas.

Que no cunda el pánico. No tenéis que querer las mismas cosas, y podéis llegar a acuerdos que hagan posible que vuestros sueños se hagan realidad. Tranquilidad. Como en cualquier viaje, no necesitas teletransportarte a tu destino instantáneamente: llegarás paso a paso. No aprendes a nadar saltando al océano, y no os encontraréis cómodos con nada de esto si os castigáis por no sentiros ya a gusto.

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Para poder elegir el siguiente paso que quieres dar, elige un objetivo muy concreto en el que concentrarte, uno que te produzca cierta ansiedad.

Puede ser: buscar al tercer miembro en alguna red social de contactos, presentar a tu amante a tu pareja, dormir fuera, hablar de sexo seguro, etc. Por ahora elige un tema que te sea relativamente sencillo para practicar.

Piensa en los pasos que tendrías que tomar para ir desde aquí hasta allá: acuerdos, negociaciones, sincerarse, pedir lo que quieres, planificar el tiempo, encontrar canguro, etc. Escribe cada uno de estos pasos en una tarjeta. Si un paso te parece enorme, subdivídelo en varios pasos. Como si fuese una receta de cocina para niños, cada paso absolutamente claro antes del anterior.

Después pon las tarjetas en una mesa en orden de lo más sencillo a lo más complicado, o de lo más seguro a lo que da más miedo, según lo intenso de la sensación que te produzca pensar en ese paso. Puede que incluso obtengas nueva información sobre ti cuando hagas esto.

Entonces toma la tarjeta que da menos miedo, la más sencilla, piensa en cómo podrías llevarla a cabo y ¡avanza! Cuando ya lo hayas conseguido, y hayas aprendido lo que hayas aprendido al hacerlo, pon la tarjeta a un lado y pasa a la siguiente, que ahora se ha convertido en el paso más sencillo. Nunca des ningún paso que no sea el más sencillo.

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Aprende a clasificar los tipos de acuerdos

Puedes hacerlo en dos categorías:

  • Acuerdos para evitar los sentimientos que dan miedo.
  • Acuerdos para arriesgarse a sentir algo que puede ser incómodo pero que no es aterrador.

Haz una lista de todos los acuerdos que podrías aceptar y divídelos en los que evitan y en los que arriesgan.

Los que evitan pueden ser: “no me preguntes; no me cuentes”, “no causes problemas”, “no dejes que me entere”, “no quiero conocer a tu amante”, “sólo los jueves por la noche cuando salgo con mi amante para no quedarme solo/a en casa”… Estos son algunos buenos acuerdos para parejas que están empezando en este camino, en los que están arriesgando lo mínimo posible usando los límites más ajustados posibles. Así es como se crea la curva del aprendizaje.

Las estrategias en las que se arriesga pueden ser cosas como contarlo todo o juntaros para buscar a la tercera persona juntos. O sencillamente hacer un hueco en vuestras vidas para hablar sobre cómo os vais sintiendo con respecto a este tema. Nada crea tanta intimidad como la vulnerabilidad compartida.

Esto son simplemente algunas ideas que pueden veniros bien para iniciar las primeras conversaciones acerca de este tema, pero por supuesto, deberéis encontrar la forma de sentiros cómodos el uno con el otro, y siempre teniendo en cuenta vuestros propios límites.

Si deseas abrir tu relación, pero te bloquean las dudas, los miedos, o sientes que no tienes las herramientas para ponerlo en común de una forma eficaz, puedes solicitar mi asesoramiento y te ayudaré. Es posible lograr los acuerdos necesarios para que, como pareja y como personas, os sintáis cómodos y satisfechos con vuestras decisiones. Escríbeme y cuéntame tu situación.

info@anacruzpsicologia.es

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Ana Cruz

Psicóloga Sexóloga

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