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Lo que no suelen contarte sobre ser madre y seguir siendo persona

por | Oct 1, 2019 | Terapia de Pareja, Terapia Sexual | 0 Comentarios

Lo que no suelen contarte sobre ser madre y seguir siendo persona

Ahora eres madre. Has conocido el amor más incondicional y puro que existe.

Te sientes totalmente realizada como mujer y persona (pero, ante todo, como mujer, porque tu género es el epicentro de toda tu construcción emocional y social), porque ser madre era tu objetivo desde que naciste y te atribuyeron el rol indicado a tu sexo. Antes de ser madre eras hija, hermana, prima, amiga, empleada, jefa, novia, alumna, amante… pero, todo eso poco importa ya, ahora ya eres madre. Y tu vida anterior (porque sí, este acontecimiento marca un antes y un después, como el nacimiento de Cristo, sólo que para ti el tiempo se mide ahora en AM -antes de ser madre- y DM -después de ser madre-) está en un segundo o tercer plano, si es que aún existe.

Tu nuevo yo es, además, un ser pletórico y rebosante de felicidad. Tu vida es ahora hermosa y completa, porque ya lograste tu fin último, y eres (debes ser) feliz por ello. No hay lugar para la culpa, la tristeza, el miedo, la frustración, el descontento, el malestar, la vergüenza… todo eso no cabe en un corazón repleto de amor maternal… y ni se te ocurra pensar en mantener sexo (y mucho menos sexo duro y sucio), una madre deja todo eso de lado porque ahora tiene una familia a la que cuidar y, con suerte, mantendrá relaciones sexuales pausadas, amorosas y delicadas el resto de su vida porque una madre ya no puede hacer según qué cosas.

Ser una madre a tiempo completo es uno de los trabajos mejor pagados, ya que el salario es puro amor.” 

Mildred B. Vermont

Un momento, ¿me equivoco?

Tranquila. Si estabas empezando a hiperventilar al leer todo lo anterior, ya puedes relajarte. La realidad, y seguramente también tu realidad, se aleja bastante de todo eso. Pero, por desgracia, es el cuento que aún a día de hoy nos siguen vendiendo y que nos sigue generando frustración, culpa y ansiedad.

Como te decía, la realidad dista mucho de esos cuentos maravillosos en los que ser madre es el centro de tu universo y lloras de felicidad cada mañana al darte cuenta de ello. Aunque hay una cosa bien cierta, tu vida ha cambiado, y no voy a centrarme en los aspectos positivos de la maternidad porque esos posiblemente los conoces bien y ya se encargan otros sectores de recordártelo. Hoy quiero que sientas que las emociones y los cambios no tan positivos también existen, también son reales, también son lícitos y naturales, y también son vividos por cientos de madres, no estás sola.

Uno de los primeros cambios, y de los más evidentes…

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Tu cuerpo ha cambiado

Es un hecho. Tu cuerpo ya no es el mismo de antes. Aunque tu hijo/a haya sido deseado/a y planificado/a. Aunque tú hayas sido consciente en todo momento de que estos cambios se iban a producir y los hayas asumido con naturalidad, las modificaciones corporales que estás sufriendo pueden estar generándote insatisfacción e incomodidad. Puede que sientas tus pechos más pesados y entumecidos si estás en plena lactancia, tu abdomen puede haber quedado flácido y con presencia de estrías, y posiblemente te encuentres en un peso por encima del tuyo normal.

¿Es todo esto algo negativo? No.

¿Es normal que no te sientas del todo cómoda con tu nueva apariencia? Sí.

Para muchas mujeres como tú, esta insatisfacción interfiere en sus relaciones intra e interpersonales abarcando, por supuesto, la sexualidad. Pero todo depende del valor que tú decidas darle a esta nueva imagen. Si el valor de tu autoestima se fundamenta en que tu imagen se corresponda a los cánones de belleza imperantes, obviamente esta situación puede ser una fuente de estrés y malestar para ti, y seguramente ya hayas iniciado el proceso de recuperación física que tanto crees necesitar.

Pero… ¿vas a esperar a recuperar tu imagen corporal al 100% para volver a relacionarte sexualmente con tu pareja, para volver a sentirte atrayente y sexy? ¿Y si tardas más de un año? ¿Y si tu cuerpo no vuelve a ser el mismo?

¿Crees que tu valor reside en tu imagen física?

El segundo cambio que estarás percibiendo es que…

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Asumes nuevos papeles

Como madre, asumes el rol que te corresponde, basado en un esquema ya elaborado que contiene las creencias de lo que una madre debe y no debe hacer. Ahora tu función es buscar y encontrar nuevas formas de superarte en tu papel, y te ves volcada en tu hijo/a y sus cuidados, descuidando casi al completo tus propias necesidades y deseos.

¿Y qué pasa cuando sientes deseos de separarte del bebé unas horas? ¿Qué pasas si en el fondo esperas con ganas tu reincorporación al trabajo? ¿Qué pasa si te frustras a veces porque ya no tienes tiempo para ti, para cuidarte, para hacer algo que te gusta? ¿O si te apetece una noche a solas con tu pareja, o unas vacaciones sin niños?

Que aparece la culpa. Porque una madre no puede ser egoísta, y tener ese tipo de pensamientos es muy egoísta, ¿no? Déjame decirte que tienes derecho a querer tiempo para ti. Tienes derecho a desear tranquilidad, a respirar, al silencio. Tienes derecho a querer continuar con tu carrera profesional. Y la culpa es una emoción en la que debes trabajar, con ayuda.

Pero la cosa no acaba aquí. Aún nos queda hablar del tercer cambio…

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No te implicas igual en tu relación de pareja

Todo lo anterior ha podido provocar en ti sensaciones no sólo de insatisfacción, si no de desconexión contigo misma, con tu esencia como persona individual, autónoma, poseedora de deseos y necesidades. Y, entre otras cosas, es probable que te hayas desconectado de tu parte más erótica y sexual, y eso esté afectando a tu vida en pareja y a tu relación.

Sientes que debes reiniciarte sexualmente partiendo de una base ahora bien distinta. Tu cuerpo ya no es el mismo, lo cual te resta seguridad, y además tu papel ha cambiado, lo cual puede incluso afectar a la visión que tu pareja tiene de ti.

¿Cómo recuperar tu deseo y tu vida sexual desde este prisma?

Para volver a tu papel más carnal y erótico necesitas distanciarte en cierta medida de tu papel de madre, ya que si sientes una necesidad de atender constantemente las necesidades del niño/a, difícilmente podrás involucrarte en otras actividades, y menos aún en actividades sexuales. Y es que para que sean placenteras necesitas de tu total disposición mental y física, necesitas abandonarte al placer para poder sentirlo.

Es normal que te estés sintiendo abrumada al identificarte con todo lo que has leído, y posiblemente te encuentres perdida y confusa ya que, enderezar tu vida para poner en orden todos los roles que deseas mantener, sin sentir que descuidas tu función como madre, no es tarea sencilla.

Por eso quiero ayudarte. Contacta conmigo si deseas una maternidad satisfactoria que te permita seguir conectada con tus deseos y necesidades, y seguir conectada también con las personas que te rodean.

info@anacruzpsicologia.es

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Ana Cruz

Psicóloga Sexóloga

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