Lo que debes saber cuando el estrés está invadiendo tus relaciones y tu vida sexual
¿La vuelta a la rutina te está sobrepasando?
Si alguna vez has experimentado las nefastas consecuencias del estrés en tu organismo, sabrás que una de las áreas que suele verse más afectada es la pareja y la sexualidad. Para entender mejor este efecto sólo tienes que pensar en tu sistema de defensa, ya que cuando te encuentras en una situación de estrés es momento de salvar el tipo y no de perpetuar la especie (desde el punto de vista de tu organismo estresado), y mucho menos de relajarte y gozar. Lógico, ¿verdad?
Claro, y es que si eres hombre debes saber que al enfrentarte a un agente estresante (puede ser cualquier cosa que a ti personalmente te genere estrés), disminuye tu secreción de testosterona. Esta disminución de testosterona va a tener un efecto claro en tu deseo sexual, pero es que, además, hay otro proceso que también se ve afectado: el de la erección. Recuerda que la erección se produce por la activación focalizada del sistema nervioso parasimpático (el responsable de la relajación) en el pene. Cuando estás iniciando un encuentro sexual y te encuentras nervioso o con mucha ansiedad, es muy posible que tengas dificultades para lograr la erección, o que por el contrario, experimentes la eyaculación precoz.
Si eres mujer y me estás leyendo, tu historia no es muy diferente. Ante situaciones mantenidas de estrés, disminuye tu cantidad de estrógenos, lo que se traduce en una menor posibilidad de ovulación con los picos hormonales que lo acompaña. Además, numerosos estudios han demostrado que en situaciones de estrés se elimina tanto la conducta propioceptiva como la receptiva. En otras palabras, no tendrás ganas de iniciar un encuentro ni contigo misma ni con otro, ni responderás bien a los intentos de tu pareja de encender tu llama.
Y no sólo esto, si has investigado un poco acerca del estrés, conocerás sus muchos efectos negativos en otras áreas: trastornos gastrointestinales, inmunológicos, coronarios, endocrinos y metabólicos, musculares, y psicopatológicos (como ansiedad, depresión, hostilidad…). Conociendo este panorama, ¿cómo no se van a ver afectada nuestra vida sexual cuando nos mantenemos en una situación continua de estrés?
Si están en pareja y tus relaciones íntimas se están resintiendo tras la vuelta al trabajo porque sientes que la rutina y las dificultades laborales te ahogan, te estarás preguntando, ¿cómo lo soluciono? Pero antes de darte la solución, debo contarte algo.
La clave del estrés no está tanto en el estresor (por ejemplo, la vuelta al trabajo) sino en cómo lo percibes, siendo esta percepción la que determina que al final te estreses o no ante un mismo estímulo.
Piénsalo. Observa a tu alrededor, ¿todos tus compañeros de trabajo muestran el mismo nivel de estrés que tú tras el fin de las vacaciones? ¿todos los amigos de tu círculo comentan lo mismo? ¿o hay personas de tu entorno que incluso se alegran de volver a la rutina? Incluso puedes ir más allá. ¿Todos los años has afrontado este regreso con la misma sensación de agobio y estrés? ¿Siempre te ocurre igual, o esta vez es diferente por factores internos o externos que antes no estaban?
Reflexionar sobre ello puede acercarte a la verdadera causa de tu situación actual. Puede que estés al límite porque te has dado cuenta de que este trabajo no es para ti. O puede que estés atravesando por un momento de pareja difícil y, si no sientes el apoyo de tu pareja, todo se complica aún más. ¿Dónde está el verdadero foco de tu estrés? Solo descubriendo esto, podrás abordarlo y darle solución.
Quizás te resulte familiar la historia de May.
May tiene tres hijos. Cada día se levanta a primera hora para darles de desayunar y llevarlos al colegio. Hoy se levantó y, mientras se daba una ducha, comprobó que se le estaba acabando el butano. Después de terminar de ducharse con agua fría, se vistió y ayudó a los niños a desayunar. Éstos, como siempre, se resistieron y acabaron marchándole la blusa, por lo que tuvo que volver a cambiarse.
En dirección al trabajo se encontró con el atasco de siempre que le hizo llegar tarde a una importante reunión. Cuando entró todos la miraron con cara de desaprobación. Pidió disculpas, se sentó e intentó comprender el curso de la reunión. Cuando salió, su jefe le dijo con tono serio que quería hablar con ella; esto hizo que su corazón se acelerara. Después miró su reloj y pensó: “¡No me lo puedo creer! Son solo las diez y siento que ya no puedo más”.
Si a esto le sumas el malcomer un tupper en el ordenador del trabajo, recoger de nuevo a los niños, intentar arreglar la casa y hacer la cena, el estrés está servido, con todas sus consecuencias. Cuando consiga sentarse en el sofá o meterse en la cama, May tendrá ganas de todo menos de intimar con su pareja.
“Cuando el estrés entra por la puerta, el sexo salta por la ventana.”
Todos estos estresores cotidianos, como verás, no son catástrofes. No se caracterizan por su intensidad, pero sí por su frecuencia. Día a día tu cuerpo va sufriendo las consecuencias de trabajar a un nivel de estrés relativamente alto, y esto terminará afectando seriamente a tu vida personal, familiar, laboral y por supuesto, sexual.
¿Qué debes tener en cuenta del estrés? Te lo resumo en tres puntos.
1. Sentirte estresado depende de cómo tú interpretes la situación estresante y esta interpretación depende de lo que la situación te demanda y de los propios recursos que tú crees que tienes para afrontarla.
2. El estrés en sí no es malo, ya que te ayuda a maximizar los recursos energéticos de tu cuerpo para sobrevivir a la situación amenazante. El problema aparece cuando reaccionas de forma repetida ante las mil situaciones cotidianas sin importancia (como May), ya que entonces tu respuesta al estrés se va a hacer crónica y puede tener efectos devastadores.
3. Ya que la situación estresante depende de cómo tú la interpretes, y tu interpretación hará que se active o no la respuesta de estrés, la clave es estar dotado de buenas estrategias, no sólo para que las situaciones estresantes no te hagan pasarlo tan mal, sino también para evitar consecuencias físicas y psicológicas.
¿Necesitas conocer estas estrategias para afrontar lo que queda de año sin “morir” en el intento? ¡Escríbeme!
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Ana Cruz
Psicóloga Sexóloga
Yo te ayudaré. Disfrutar de una vida emocional y sexual plena…
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