No encuentro pareja, ¿seré demasiado exigente?
Hace poco me escribían…
¡Ay, Ana! Llevo tres años y medio sin pareja, he tenido algún lío que otro, pero no consigo conectar de forma más profunda con nadie, no consigo encontrar a esa persona que… ya sabes, quiera comprometerse y me haga sentir especial, me haga sentir ese “nosequéquequéséyo”… Es que hoy en día, ¡parece imposible! Dar con alguien afín a ti, en quien confiar, y que esté en el mismo momento que tú y quiera algo estable y serio… Uf, y encima es que me cuesta tanto encontrar a alguien que me encaje al 100%!
Puedo asegurarte que, historias como esta (o muy similares) he escuchado ya a montones. Y puede que ahora, al leerla tú, sientas que se parece bastante a la tuya. O al menos, puede que hayas dicho alguna de esas frases alguna vez.
¿Qué es lo que pasa? ¿El panorama está fatal? ¿O es que tú eres demasiado exigente?
Vayamos por partes.
Ser exigente implica seleccionar. Elegir aquello que más te conviene y descartar aquello otro que no te convence, no conformarte con cualquier opción que se te presente. Esto es algo muy positivo, ya que es señal de una autoestima fuerte y positiva, que te empuja a buscar la opción que mejor se adapte a ti y que te aporte más bienestar. Pero, ¡ojo! Porque esta exigencia puede traerte problemas cuando se convierte en una rigidez afectiva que te impide relacionarte y que muestran tus resistencias al amor.
Hoy quiero darte algunas pistas que te ayuden a ir saliendo de dudas…
¿El pasado te impide avanzar?
Es lógico que, con la edad, tus experiencias con parejas pasadas pesen, y que tengas miedo a que se repitan historias dolorosas por las que has pasado. Esto hace que analices al nuevo candidato con lupa y checklist en mano, en busca de esas cualidades que tienes tan claro que ya no quieres.
Pero amiga, recuerda que nadie te asegura que esa persona sea la idónea para ti, tanto si está libre de “taras” como si cuenta con alguna característica de las “inadmisibles”. Si no conoces y no te dejas conocer, nunca sabrás si es la persona adecuada. Está bien ser cauta, pero tus filtros mentales pueden ser un estorbo en muchas ocasiones.
¿Idealizas más de la cuenta?
Todos tenemos fantasías acerca de cómo será esa persona, en qué contexto la conoceremos, cómo nos seducirá o lo seduciremos y cómo se darán los pasos sucesivos.
Quizás lo hayas conocido por internet y no en una fiesta entre amigos, puede que sea más mayor de lo que te hubiera gustado o que su trabajo sea más variopinto de lo que te hubieras imaginado. Pero puede que tú seas menos atractiva de lo que esa persona fantaseó, con un trabajo menos interesante, pero con un carisma que no esperaba y que le sorprendió.
Tu proyección idílica es altamente limitante y generadora de grandes dosis de frustración. ¿No sabías que detrás de los mejores anuncios, no se encuentran los mejores productos?
¿Buscas esas mariposas de la adolescencia?
Déjame decirte que, tu “yo adulto” puede enamorarse sin entrar en la montaña rusa emocional en la que entrabas hace 20 años o más. Esa ansiedad antes de los encuentros, esa desesperación por sentirle cerca, esa frustración desbordante si no sabías nada de esa persona… ahora se ha convertido en ilusión y ganas, claro que sí, pero puedes vivirlo de una forma más calmada, no pasa nada.
No tener las mismas sensaciones que cuando eras una joven hormonalmente alterada no significa que tengas que descartar a esa persona y seguir buscando. Acepta y explora tus sentimientos desde una perspectiva más adulta y tranquila. Seguro que lo puedes disfrutar igual, ¡o más!
¿Dices “next” a la primera de cambio?
No me gusta como viste, next. No le gusta Juego de Tronos, next.
Relax, querida.
Deja de excusarte en motivos absurdos por miedo al riesgo. Dale una oportunidad, y lo que es más importante, date una oportunidad de descubrir qué sientes realmente por esa persona.
¿Pretendes que esa persona sea para toda la vida?
Si tu respuesta es “sí”, no me extraña entonces que tus niveles de exigencia ¡estén a tres metros sobre el cielo! Está pareciendo más un trabajo altamente estresante que algo natural y fluido que se construye desde la sencilla pretensión de pasarlo bien.
Cuestionarse tal cosa en los primeros encuentros genera una presión contraproducente: ¿cómo vas a encontrar algo suficientemente bueno para que sea para siempre? Los “para siempre” no se piensan, se sienten y aunque se sientan, no implica que lo tengan que ser.
Ahora, párate cinco minutos a reflexionar. Si has sentido que estas barreras están presentes en tu vida actualmente, tranquila. Acabas de subir el primer escalón, ¡enhorabuena! No es nada fácil detectar que todos estos convincentes motivos por los que no logras relacionar de forma fluida y estable, no son más que obstáculos fruto del autosabotaje (pincha aquí si quieres saber más sobre el autosabotaje).
¿Quieres subir el segundo escalón? Escríbeme. No lo dejes. ¿Para qué seguir retrasando la solución y el momento de ser feliz y estar tranquila? Podemos trabajar juntas en eso que te da tanto miedo, te ayudaré a hacerle frente.
info@anacruzpsicologia.es
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Ana Cruz
Psicóloga Sexóloga
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