Quiero perdonar, pero ¿por qué me cuesta tanto?
La vida cotidiana nos ofrece, de forma frecuente, oportunidades diversas en las que nos es posible perdonar o ser perdonadas. Y el número de oportunidades aumenta considerablemente si tenemos pareja. Cuanto más te relacionas con alguien, más probabilidades hay de que uno de los dos, acabe cometiendo un error (con o sin mala intención).
Si estás en las primeras etapas de tu relación de pareja, es posible que consideres de poca ayuda este post (todavía). Sin embargo, si tu relación tiene ya cierto recorrido… te aconsejo que sigas leyendo y tomando nota. Con el tiempo y los errores puede que sientas que cada vez te cuesta más perdonar, no sólo a tu pareja, si no a cualquier persona que te ofenda o te dañe, eres más exigente y no regalas tu bondad a cualquier ni a cualquier precio. Te sientes fuerte haciendo alarde de tu renovado orgullo tras tantas decepciones. Pero esto, amiga… puede dificultar enormemente la fluidez de tus relaciones y te puede hacer más daño del que algún día te hicieron.
Pero, volvamos a la base. ¿Por qué te cuesta tanto perdonar?
La clave que debes comprender antes de pasar a motivos más concretos, es que el perdón no es un acto único y aislado, es un proceso que toma cierto tiempo y que abarca varios planos cognitivos y conductuales (pensamientos, emociones, reacciones fisiológicas y acciones). Así que, si has llegado aquí buscando un método clave para perdonar a tu novio en 30 segundos tras una pelea, olvida esa idea ya.
Una vez tengas esto claro, puedo explicarte algunos factores que te están dificultando este proceso, para que una vez lo hayas identificado, puedas empezar a trabajar en ello.
Mala definición del término
Perdonar no es resignarnos a que la persona “agresora” se vaya de rositas. Perdonar no es olvidar el daño experimentado. Perdonar no es buscar justificaciones para el otro. Ni tampoco consiste en la exigencia férrea de unas disculpas.
Puede decirse que todas las definiciones psicológicas formuladas sobre el perdonar parecen centrarse en un factor común: cuando perdonas, tus comportamientos (pensamientos, sentimientos, acciones) hacia la persona que te ha herido, se transforman en más positivos. Perdonar implica un cambio interno y al mismo tiempo prosocial hacia una figura o situación percibida como transgresora, en el contexto de un vínculo interpersonal. Cuando quieres perdonar a alguien, estás intentando transformar la valencia negativa del vínculo que ahora tienes con el otro, que además, se ha debilitado.
Para que nos entendamos mejor, la cosa sería más o menos así:
- Ocurre una situación en la que alguien te daña u ofende
- Haces una valoración negativa del hecho
- La valoración negativa del hecho se transfiere a la persona “agresora”
- Tu vínculo con esa persona se debilita y se torna negativo
- Te cuesta hacer valoraciones positivas o generar conductas positivas hacia esa persona porque vuestro vínculo está dañado.
Cuando experimentas el proceso del perdón:
- Aceptas que la situación ha sido de determinada forma y no se puede cambiar
- Identificas las emociones que has experimentado y el por qué
- Te liberas de esas emociones de la forma más adaptativa y sana para ti
- Transformas la valencia negativa de tu vínculo con esa persona, en valencia positiva
- Para poder volver a generar conductas positivas hacia esa persona y que se restaure y fortalezca de nuevo el vínculo.
Vale, he intentado pintártelo fácil, pero no lo es. El proceso del perdón conlleva una serie de pasos que pueden ser complicados cuando no estamos acostumbradas a trabajar con nuestras emociones o no tenemos las suficientes herramientas o habilidades sociales.
Ahora que te has dado cuenta, puedes escribirme para solicitar una cita y que te ayude con esto.
Perdonar te hace sentir vulnerable
Prefieres mantener el rencor hacia quien te dañó, antes que perdonar y que en el futuro te vuelvan a fallar, porque entonces la culpa será tuya.
No nos gusta asumir responsabilidades, y menos cuando se trata de dolor. Además, nos han grabado a fuego frases como: “Si me fallas una vez, la culpa será tuya. Si me fallas dos, la culpa será mía”. ¿Pero esto qué es?
Las personas erramos continuamente. Tú, tu pareja, el vecino, tu jefx… Y no pasa nada. (Ojo, con excepciones).
Si vives anclada en el rencor, hurgándote la herida y haciendo que sangre a cada momento, jamás sanará. El perdón no es un regalo que le haces al otro para que se sienta aliviado. De hecho, en ocasiones, ni siquiera el otro sabe que le has perdonado (porque pertenece a tu pasado y no tienes conexión con él). El perdón es un regalo que te haces a ti misma, para sentirte ligera, para soltar esas piedras que llevas en la mochila y que no te dejan avanzar. Es un proceso que empieza dentro de ti, aunque tenga consecuencias para otros también.
Así que, perdonar no te hace vulnerable, es un aprendizaje te hace más fuerte y más sabia.
No has identificado ni trabajado en tus emociones
Cuando experimentas el dolor de una decepción, es importante que tengas las herramientas necesarias para identificar las emociones que experimentas, y el verdadero por qué.
Ana, cuando mi pareja me ocultó sus problemas de salud me sentí muy ofendida. Lo consideré una verdadera traición. ¿Cómo pudo hacerme algo así? ¿Acaso yo no era tan importante en su vida como para informarme de algo tan importante? Con el tiempo entendí que mi enfado no era por haberme ocultado eso, él lo hizo para protegerme (aunque se equivocaba). Me sentí tan mal porque me invadió la inseguridad. MI PROPIA inseguridad. Mi miedo a que él no me viese lo suficientemente fuerte como para poder apoyarle. Miedo a no ser bastante para él. Mis inseguridades se convirtieron en ira y rencor hacia él. Hasta que no me di cuenta de eso, no pude perdonarle. Ahora, le he perdonado por fin, a él y a mí.
Como ves, perdonar a otro a veces implica perdonarte a ti misma.
Es un proceso muy gratificante, te lo aseguro. Pero también puede ser muy complicado si no tienes las habilidades y herramientas necesarias. Por eso, te animo a que des un paso más, a que tomes conciencia de la importancia que tiene el trabajo interno en tus relaciones.
Puedes contar con mi ayuda para eso. Escríbeme, y juntas trabajaremos para que tus heridas internas no te impidan avanzar en tus relaciones.
info@anacruzpsicologia.es
Tres motivos por los que la soledad te genera angustia
Tres motivos por los que la soledad te genera angustiaSí, porque nos está obligando a replantearnos muchas cosas. Nos está obligando a tomar perspectiva de nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestras relaciones con los demás, nuestra relación con nosotras mismas… Esta...
Cómo tu historia y tu infancia afectan a tus relaciones actuales
Cómo tu historia y tu infancia afectan a tus relaciones actualesY tiene una explicación. Tu historia familiar tiene mucho que decir en tu situación actual. No es casualidad que hayas escuchado tantas teorías sobre ello. Es una realidad. Hoy no quiero saturarte con la...
Tres motivos por los que ya no te interesa el sexo como antes
Tres motivos por los que el sexo ya no te interesa como antes Frases como estas las he escuchado y/o leído en repetidas ocasiones durante los últimos meses tanto dentro como fuera de consulta. ¿Cómo puede ser cierto esto? ¡Si a todo el mundo le gusta el sexo! Porque,...
Contáctame Online

Ana Cruz
Psicóloga Sexóloga
Yo te ayudaré. Disfrutar de una vida emocional y sexual plena…
¿Te imaginas que lo consigues?
0 comentarios