Por qué debes deshacerte de tu juez interior para mejorar el compromiso contigo y con tu pareja
¿Has oído alguna vez esa dichosa voz en tu mente?
Te dice que no eres suficientemente buena y te disuade de que intentes algo nuevo porque puedes fracasar. En lo tocante a las relaciones, es la voz que te recuerda tus errores del pasado y te regaña por haberlos cometido.
Es tu propia voz, pero es la parte de ti que hoy quiero denominar el juez.
Este juez suele aflorar cuando te sientes temerosa, sola, triste y un sinfín de emociones siempre negativas. También hace notar su voz para responder a estímulos externos, como cuando ves una escena en una película que te recuerda al error que cometiste en una relación pasada o presente. En estos momentos, es cuando el juez se apresura a recordarte que has fracasado.
Es muy común escuchar al juez diciendo cosas como “si te hubieras juntado (o separado) con esa persona, tu vida sería mejor”, “si tuvieses tanto valor como nosequién conseguirías más cosas”, etc. Sentencias que varían de una persona a otra, pero siempre provienen del juez, y nunca son útiles realmente para el desarrollo de una relación sana y feliz con nosotras mismas y/o con otros.
Lo que posiblemente no te hayas parado a pensar es que la forma en la que hablas contigo misma afecta a tus relaciones con los demás.
“Si has construido castillos en el aire, tu labor no se perderá: ahí es donde deben estar. Ahora, coloca los cimientos debajo de ellos.”
Sino lo crees, presta atención a la historia de Jana.
Jana es una profesional muy competente que se enorgullece del trabajo que hace con sus clientes, pero el día en que las cosas se tuercen en el trabajo, se censura por ello, incluso sin darse cuenta. La voz del juez en su mente le dice que, si su trabajo no es perfecto, no vale nada, y si su trabajo no vale nada, ella tampoco. Esto genera a menudo una espiral de pensamientos negativos, que comienzan con el fallo que cometió en el trabajo y terminan con los ataques e insultos contra su valía personal. Esta autoflagelación agrava su estado de ánimo, lo cual repercute en la relación con su pareja. Debido a la carga de negatividad que se ha creado en Jana por prestar atención a su juez, cuando regresa a casa del trabajo se muestra malhumorada con su pareja o tiene ganas de relajarse ni divertirse.
¿Qué opinas? ¿Te suena esta historia?
Es tu juez quien te obliga a acatar ideas irracionales de perfección, y quien, de no cumplirlos, te hace sentir indigna.
¿Cómo comprometerte contigo misma cuando eres imperfecta en tantos sentidos?
Tu juez te ayuda a crear una imagen de perfección que utilizas como vara de medir contra ti misma: “yo soy así” contra “así es como debería ser”. Esta brecha que se produce en tu mente te lleva a rechazarte o abandonarte hasta que alcances la ansiada perfección. Y, puesto que rara vez alcanzamos esas expectativas de perfección, te rechazas una y otra vez.
Esto crea un círculo vicioso. Tu autorrechazo te hace temer que los demás también te rechacen. Confías en que alguien te ayude a sentirte conectada, amada y completa, pero al mismo tiempo te aterra ser abandonada o juzgada (porque es lo que te haces tú a ti misma).
A fin de mitigar este peligro, te comprometes a cambiar para convertirte en lo que imaginas que los demás desean que seas. El problema es que, durante el proceso, te pierdes a ti misma.
¿Cómo romper este ciclo?
El compromiso contigo misma empieza por aceptarte y amarte tal como eres ahora. Están sencillo y complejo como eso. Deja de pensar en quién crees que deberías ser, quién deseas ser y quién crees que las otras personas de tu vida desean que seas. Este es el primer paso.
El compromiso contigo misma continúa cuando tomas la decisión de romper con el juez. Esto no es tarea fácil. Para la mayoría de las personas, la relación con nuestro juez es una de las relaciones más largas que mantenemos.
Te puede resultar útil seguir los siguientes pasos:
Toma nota de cuando habla. Para muchas personas, nuestro diálogo interno es increíblemente negativo, en especial en el área de las relaciones. Estamos tan vinculados con nuestro juez, que cuando habla (siempre con nuestra propia voz) cometemos el error de confundir esos juicios con hechos y nos castigamos sin piedad.
“Soy inútil. Es increíble que haya vuelto a hacer eso”.
“Con este cuerpo lleno de grasa no le gustaré a nadie, y menos sin tener la fuerza de voluntad para cambiarlo. Soy una débil”.
“Soy un desastre. Nunca conseguiré hacer esto bien”.
Da un paso atrás, sé consciente de la conducta del juez y compadécete de él. Ten en cuenta que romper con el juez no tiene que ver con silenciarlo o hacerlo desaparecer, porque ese acoso dirigido contra ti misma no es sino otra forma de juzgarte. Sin embargo, cuando creas una pequeña separación entre ti y esa voz negativa, puedes empezar a sentir una profunda compasión por la forma en la que te has tratado. En lugar de prestar atención a ese odio y temor interior, aceptando tales sentencias como hechos, procura contemplarlos como lo que son: juicios negativos.
Focaliza tu atención en el tipo de relación que deseas desarrollar contigo misma. Cuando oigas a tu juez, puedes decirle: “hoy no voy a tratarme así. Voy a quererme, incluso voy a quererte a ti, juez”. Recuerda que puedes fomentar una relación contigo misma como la que tendrías con tu mejor amiga.
“¿Qué diría a mi mejor amiga, o a una persona a la que quiero, que se encontrara en esta misma situación?”.
NO ERES INÚTIL, te has equivocado. NO ERES DÉBIL, te cuesta seguir unos patrones determinados (y seguramente duramente autoimpuestos). NO ERES UN DESASTRE, tienes habilidades mejor desarrolladas que otras.
Cuando Jana empezó a percatarse de su juez interior y el efecto que tenía sobre su estado de ánimo, buscó ayuda para cambiar. Se comprometió a mostrarse compasiva consigo misma en lugar de juzgarse. Su pareja también se benefició de ese cambio, que fue el resultado de que Jana se comprometiera, en primer lugar, con ella misma.
Si sientes que tu juez interior te impide mantener una relación de amor sana contigo misma y con tu pareja, no dudes en hacer como Jana, y pide ayuda para focalizar tu fuerza en tratarte mejor. En eso puedo ayudarte. Escríbeme y cuéntame tu situación.
info@anacruzpsicologia.es
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Ana Cruz
Psicóloga Sexóloga
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