El mapa erótico masculino
Puede que en el instituto no se te diese demasiado bien la geografía, pero te aseguro que explorar este mapa te resultará mucho más apasionante que aprenderte las montañas y ríos de tu país.
El conocimiento de nuestro propio cuerpo, así como el de nuestra pareja es requisito fundamental para disfrutar de un encuentro erótico exitoso y placentero.
“Un día de estos
Tendremos que vernos a oscuras
La piel no conoce otra forma
Para ir resolviendo las dudas.”
Seguramente tendrás experiencia (o no) en estimular las zonas erógenas que en sexología llamamos primarias, por la gran cantidad de terminaciones nerviosas que poseen y, por lo tanto, su alto valor erótico. Estas son: pecho, ano, genitales y boca. Al ser zonas altamente sensibles, te propongo que las dejes para el final.
Las zonas erógenas secundarias y terciarias, al no gozar del mismo nivel de sensibilidad que las anteriores, son zonas mucho más receptivas ya que parten de una intensidad más baja. Pero ¡ojo! Tienen truco. Estas se irán activando progresivamente a medida que aumente nuestro nivel de excitación, por lo que son el punto de partida perfecto.
Pero antes de desgranarte este interesante mapa, déjame apuntar que hombres y mujeres presentamos ciertas peculiaridades corporales, y es por ello que se han diferenciado ambos mapas.
Dicho esto…
Cabeza y cuero cabelludo
Acariciar el cuero cabelludo y realizar un suave masaje como si le estuviésemos lavando el pelo (con delicadeza y cuidado) a nuestra pareja le proporcionará una sensación de relajación que logrará hacer que desconecte del mundo y conecte con las sensaciones del presente antes de continuar con algo más intenso.
Oreja
El punto clave de la oreja se encuentra en el lóbulo, pero puedes jugar con el resto de la oreja acercando tus labios con suavidad, soplando delicadamente, dándole pequeños mordiscos, e incluso susurrándole alguna palabra cariño o picante.
Párpados
Sí, has leído bien. Pídele que cierre los ojos y acaricia suavemente sus párpados con tus labios, con alguna prenda de seda, una pluma… al mismo tiempo puedes acariciar otra zona de su cuerpo. Esto activará su imaginación al no saber qué es lo que está pasando, y su deseo aumentará.
Cuello
Expulsa tu respiración en su cuello, acércate después con tus labios, haz que se estremezca, y termina haciendo un recorrido con tu lengua húmeda y caliente, para terminar besándolo lentamente. Es una zona llena de vasos sanguíneos por lo que deberás tener cuidado con la intensidad de tus besos o mordisco, ¡podrías dejar marca!
Hombros
¿Quién rechazaría un masaje en los hombros? Recuerda acompañarte de crema o lubricante. Imposible no sentir deseo después de eso.
Pecho
Los pezones masculinos suelen pasar desapercibido, hasta ahora. Acarícialos, bésalos, muérdelos. Si le excita, notarás como se van poniendo erectos, y esto hará, a su vez, que se libere la famosa oxitocina…
Espalda
Puedes estimularla y masajearla junto con los hombros. Si eres atrevid@, prueba a estimular su espalda con tu pecho, o con todo tu cuerpo. La presión que notará estando boca abajo hará que su excitación se multiplique. Presta también atención a la base de la espalda, conocida en el tantra como el punto O. En esta zona se encuentran unos nervios que conectan con el pene. Frotar esta zona hará que aumente su energía sexual. Hazlo colocando los dedos de cada mano en este punto y trazando pequeños círculos.
Ombligo
Dada su delicadeza, procura ajustar tu intensidad en esta zona.
Manos
Pocas veces las estimulamos directa y concienzudamente. Estirar los dedos, masajear sus palmas, besarlas, etc. Juega con la temperatura, introduciendo sus dedos en tu boca. Si tiene los ojos abiertos, haz una simulación de sexo oral con sus dedos. Enloquecerá.
Nalgas
No te cortes. Aprieta, masajea, e incluso atrévete con alguna palmada.
Muslos
Esta zona requiere su tiempo, sobre todo la parte interna. Abre sus piernas y, con mucha calma, estimula sus piernas desde los pies hasta sus genitales (¡sin llegar a tocarlos!). La tensión sexual no hará más que aumentar.
Pies
Hay quien tiene muchas cosquillas en este punto. Si le ocurre algo así y no tolera las caricias en esta zona, no te preocupes, ya has visto que hay mucho cuerpo con el que regodearte.ntar.
Como ves, el cuerpo masculino tiene un sinfín de posibilidades, seguro que muchas de ellas aún inexploradas…
Es posible que, leyendo esto, no te sientas del todo cómd@ con tu cuerpo, o tienes algún tipo de miedo con los encuentros eróticos. No te preocupes, tiene solución. Puedes pedir tu cita para iniciar una Terapia Individual o Sexual y resolveremos juntos las dudas que te estén frenando.
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Ana Cruz
Psicóloga Sexóloga
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