Hace unas semanas os descubría el “Mapa Erótico Masculino” (pincha aquí para descubrirlo si te lo perdiste), y por supuesto, no podía dejaros con las ganas de explorar también el femenino.

Una vez más, recordad que cada persona es única y diferente, independientemente del género con el que se identifique, y que una buena comunicación erótica te ayudará a conocer aquello que le proporciona más placer a tu pareja, así que no olvides hablar, preguntar, probar y escuchar.

Pero es cierto que el cuerpo femenino cuenta con peculiaridades fisiológicas que lo hace diferenciarse del masculino, y por ello os traigo este pequeño mapa, que os servirá de guía para comenzar a explorar el placer de vuestra pareja femenina.

Toma nota…

Este es un punto común en ambos sexos (como algunos otros que descubriremos), pero especialmente en mujeres suele ser un punto débil. Les apasiona que les acaricien el pelo y les masajeen la cabeza, incluyendo también la zona de la nuca y las orejas. Ayúdate del famoso “orgasmatrón” y conseguirás un nivel de relajación 100.

En ocasiones olvidado, los besos suelen ser la antesala de muchas relaciones íntimas. Presta especial atención y verás que elevas la temperatura de forma imparable. Puedes comenzar con pequeños y dulces piquitos y poco a poco ir subiendo la intensidad. No olvides que puede entrar en juego la lengua, los mordiscos, los roces, e incluso tu propia respiración. Si quieres, añade lubricante de sabor o algún alimento para potenciar el sentido del gusto y avivar aún más el fuego que ya tienes en marcha.

Masajearlos favorece la relajación y ayuda a muchas mujeres a desconectar de las preocupaciones diarias, punto fundamental para que la pasión del momento fluya sin inconvenientes. Puedes acariciarlos de arriba abajo, presionando ligeramente en la zona del antebrazo con las manos y aportando suavidad con tus labios. Incluye también las manos cuando notes que está bastante relajada y continúa con más caricias y besos por espalda, hombros y cuello.

Esta zona resulta mucho más placentera en mujeres que en hombres por la cantidad de terminaciones nerviosas que alberga, aunque recuerda que a ellos también les produce un gran placer su estimulación. Hay muchas formas de estimularlos: masajeando, besando, lamiendo, apretando con menor o mayor intensidad, jugando con los pezones, succionándolos, mordiéndolos, etc.

Tanto el abdomen como el ombligo se consideran zonas eróticas del cuerpo femenino. En esta zona es recomendable no ejercer mucha presión porque puede resultar molesta, así que te recomiendo que te sirvas de caricias suaves, besos…

Ábrele las piernas para poder acceder a esta zona con mayor libertad y comodidad. Tócala suavemente con las manos, rozándola y acercando la mano a la zona vulvar, pero sin llegar a posarla en ella. Agarra sus piernas con las manos para que no pueda llegar a cerrarlas y, mientras le miras directamente a los ojos, baja hasta las ingles y bésalas con intensidad, dando pequeños mordiscos y humedeciéndolas con la lengua. Al estar tan cerca de los genitales, las sensaciones en este punto serán muy placenteras y el deseo no hará más que aumentar.

Disciplinas como la reflexología podal demuestran que en los pies se concentran receptores de todas las partes del cuerpo, por lo que, estimulando sus plantas, podemos estimular otras zonas del cuerpo. Las manos nos permiten palparlos al completo, al igual que si utilizamos los labios para besar cada uno de los dedos.

Esta son solamente algunas de las zonas menos obvias a las que debemos prestar atención para lograr un encuentro íntimo placentero, relajante, y completo.

Pero, de nuevo, recordaros que la base de una buena relación íntima es la comunicación y la confianza, y por qué no, la creatividad.