Y sé que posiblemente diga lo que diga, nada te consuela tras esta demoledora declaración que te acabo de hacer. Y lo entiendo. Puedo empatizar contigo a la perfección porque en este mismo instante en el que lees esto, estoy experimentando el mismo sufrimiento. Pero, tengo una buena noticia: todavía estás a tiempo.

“¿A tiempo de qué?”, te preguntarás. Nada más y nada menos que a tiempo de reflexionar, de hacer un ejercicio de introspección, de analizarte y analizar tu situación emocional.

¿Eres todo lo feliz que te gustaría ser?
¿Hay algún conflicto interno que te esté haciendo “run run” y no sabes cómo resolver?
¿Tienes la relación de pareja que te gustaría?
¿Manejas tus emociones con eficacia?

Hay una larga, larga lista de preguntas que podría hacerte para que empieces a ser consciente de si estás logrando el bienestar que mereces. Y déjame repetirte algo: todavía estás a tiempo.

El verano (y su fin) es el momento perfecto para que te replantees aspectos cardinales de tu vida. Has podido pasar más tiempo con tu pareja y familia, y seguro que has podido detectar las carencias de vuestras relaciones, o tus propias carencias a la hora de relacionarte con ellos y con los demás. Has tenido tiempo para estar a solas con tus pensamientos, y seguro que has podido reflexionar sobre aquello que te gustaría ser, ese sitio al que te gustaría llegar, aquello que te gustaría alcanzar.

No seré yo quien te dé los motivos principales por los que la terapia puede ayudarte. Creo que lo sabes de sobra. Solamente debes preguntarte si eres lo suficientemente importante para ti como para iniciar este camino.

Déjame contarte algo que quizás te ayude.

Las personas tardan un tiempo en reconocer su propia necesidad de cambiar. Para llegar a ese punto es necesario haber reflexionado y haber acumulado una serie de consecuencias negativas en diferentes áreas vitales. La experiencia nos dice que, generalmente, las fases por las que pasamos son:

Es una fase en la que aún la persona no es consciente de su propio problema. No ha reflexionado lo suficiente como para haber llegado a la conclusión de que el cambio está en ella. Incluso en esta etapa tiende a culpabilizar a otros (o a la situación, a la vida, al trabajo, al hombre del tiempo…) de sus problemas.

La persona empieza a considerar la posibilidad de que el problema, el conflicto, la incongruencia… está en ella, y no fuera.

Ya ha decidido cambiar. Ya es consciente de su poder. Ahora es el momento de planificar la acción para efectuar ese cambio.

La persona por fin ha comenzado a poner en práctica las estrategias que le llevarán al cambio, e incluso empieza a ver resultados, porque desde el momento de la contemplación, el cambio de perspectiva hace que el problema cambie también.

Se consolida lo aprendido y solamente queda mantenerlo.

Sea cual sea la respuesta, puedes contar conmigo. Con el proceso terapéutico te será más sencillo abordar cada una de estas fases y superarlas con éxito. Te darás cuenta de que, sea cual sea la situación que ahora te genera malestar, tú tienes el poder de hacerle frente. Tú decides cómo manejarlo. Pero necesitas una estrategia y herramientas que te faciliten el camino, y ahí es donde puedo ayudarte.

No pierdas más tiempo lamentándote e inicia tu plan de acción.

Contacta conmigo, cuéntame tu historia, y podremos tener una primera reunión gratuita para que me conozcas y pueda asesorarte con eficacia. A partir de ahí, tú decides.