Ser padres significa añadir un nuevo y complicado rol a nuestras vidas, hecho que puede resultar estresante ya que supone una coexistencia entre el rol de padres y el rol de pareja. El cansancio, el miedo a no ser “capaces de”, la irascibilidad, la frustración, sumado a la culpabilidad por experimentar todo esto, son algunas de las emociones a la que, como pareja, deberéis enfrentaros durante los primeros meses de vida del bebé.

Este cóctel, lógicamente, contribuye a una disminución del deseo de mantener relaciones íntimas, y ello resulta, a su vez, un obstáculo en la recuperación de la satisfacción de pareja. Este período es especialmente delicado ya que es en este momento cuando pueden surgir disfunciones sexuales que podrán ser transitorias o definitivas (Lawrence y Rogers, 2012). Diversos estudios confirman que no sólo la mayoría de las parejas presentan problemas sexuales inmediatamente después del parto, sino que además, un tercio de las parejas pueden desarrollar trastornos psicosexuales graves y duraderos (Von Sydow, 1999).

Si bien es cierto que el postparto y los meses posteriores conforman una etapa llena de retos, con algunas pautas tú y tu pareja conseguiréis las herramientas necesarias para hacerles frente con éxito.

Si estás embarazada o esperando un bebé, o si tu bebé acaba de nacer, anota.

La información es poder. Mejorar tus conocimientos será una de las claves para no caer en falsos mitos o tópicos sobre las relaciones sexuales en el embarazo y el posparto. Esto incluye información sobre características sexuales primarias y respuesta sexual, experiencias y preferencias diferenciales en función del género, cambios normales en la sexualidad y datos normativos. Debes desmontar mitos como que “no se deben mantener relaciones sexuales durante la cuarentena”, “no puedes quedarte embarazada mientras das el pecho”, “no se recomienda realizar actividad física hasta pasada la cuarentena” … y un largo etcétera de creencias que no están fundamentadas sobre ninguna base científica.

Hazte con libros especializados, acude a talleres y, ¡solicita terapia! Un especialista como yo podrá ayudaros a resolver todas las dudas que tengáis y os acompañará en el proceso.

Es muy frecuente en parejas con disfunciones sexuales que la comunicación eficaz brille por su ausencia. Estarás harta/o de leer sobre esto de la comunicación, pero… cuando el río suena ¡agua lleva! Cierto es que los roles de género asociados a la paternidad/maternidad no ayudan, ya que aumentan el estrés en la madre y generan sentimientos de frustración en los padres. Si vas a ser o ya eres mamá, no tengas miedo de hablar con tu pareja para expresarle tus miedos, pero ¡ojo! Siempre de forma asertiva. No podemos anteponer nuestras necesidades a las de nuestra pareja, así como tampoco podemos exigir conductas al otro. Es un período complicado para ambos, y la comprensión, la paciencia y la asertividad (aprende bien esta palabra porque es fundamental) deberán ser los pilares de vuestra comunicación.

En cuanto a vuestras relaciones sexuales, ¡hablad también sobre ello! Obviamente descubriréis cambios en ambos en torno a la forma de relacionaros íntimamente, pero ello no significa que vaya a ser permanente o que se trate de una situación incapacitante. Sed flexibles, probad nuevas formas de disfrutar si el coito genera ciertas molestias (¡¡Hay todo un mundo de sexo placentero más allá de la penetración!!) y, ante todo, paciencia y amor.

PacY con esto no quiero decir que tengas que preocuparte de estar arreglada 24/7, no. Durante la gestación, el cuerpo de la mujer sufre cambios destacados dando lugar, de forma progresiva, a una nueva estructura corporal. Estos cambios pueden tener una repercusión en la imagen corporal percibida en el periodo postparto. Esta insatisfacción con el propio cuerpo tiene una repercusión negativa sobre la vida sexual y, en consecuencia, en la relación de pareja.

Asume la aparición de estos cambios y vívelos de una forma sana y sin complejos. Trabaja para conseguir una autoestima y autoimagen positiva acerca de tu “nuevo yo”. Debes focalizarte en los aspectos positivos que te ha generado este cambio, como descubrir tus nuevos logros y capacidades. Recuerda, acudir a terapia también puede ayudarte a superar los obstáculos que sientas con respecto a este tema.

Parece algo frío realizar un “contrato de tareas” cuando se trata del cuidado de un bebé, pero diversos estudios aseguran que, si establecemos de antemano las funciones que cada miembro desarrollará prioritariamente, la capacidad de la pareja para asumir esta nueva etapa mejora considerablemente. Esto no significa que tengáis que ceñiros a ello el 100% de las veces. La flexibilidad será siempre clave para evitar conflictos. Pero cierto nivel de organización os ayudará a mantener la calma en el día a día con un hijo recién nacido.

Esto son solamente algunos puntos clave que te pueden orientar para que empieces a sentirte segura/o en pareja ante el nacimiento de vuestro hijo/a.

Por supuesto, es un camino lleno de retos que deberéis superar a diario, pero si contáis con las herramientas adecuadas, podréis enfrentaros a ellos con la calma y la determinación que os llevarán al éxito.

Y, no lo olvides, la terapia puede convertirse en vuestra aliada para superar los obstáculos que se os presenten durante esta nueva etapa de vuestras vidas.